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Me
ha encantado casi tanto como su primera novela, la inolvidable El tiempo entre
costuras y es que para mí María Dueñas lo ha vuelto a hacer, me ha enganchado
casi desde el principio con la historia de estas tres hermanas: Mona, Victoria
y Luz Arenas que se ven obligadas a marcharse a Nueva York junto a su madre,
para reencontrarse con un padre afincado en la gran ciudad y al que apenas han
visto durante sus cortas vidas.
Una
vez allí seremos testigos de los sinsabores a los que se van a enfrentar en un
lugar del que no conocen nada ni a nadie y en la que el idioma resulta una
barrera difícil de derribar.
Así
una fatalidad hará que se embarquen en el negocio de comidas de su padre y que
traten de sacar a flote un local de sabor español en la colonia española.
Las
chicas se cruzarán con varias personas que intentarán sacar tajada de su
desesperación y no les harán la vida fácil, pero también conocerán el amor y la
bondad entre sus vecinos.
Se
trata de una novela en la que nos adentramos en la colonia española que en los
años treinta habitaba una parte de la ciudad de los rascacielos y en la que se
nos muestran las dificultades que tenían los inmigrantes para subsistir.
La
documentación es excelente y te retrotrae al pasado de la mano de la excelente
narrativa de la escritora en la que incluso aparecen personajes históricos de
cierta relevancia.
La
trama fluye rápido sin darte tiempo a respirar en el giro de los
acontecimientos. Los personajes están bien definidos y con coherencia, incluso
me han llegado a sorprender al final.
Es
verdad que en algunos pasajes creo que sobraba el exceso de información sobre
la vida de cada personaje que aparecía, pues su aportación a la trama la veía
un tanto innecesaria, y me he quedado con las ganas de saber el destino de uno
de los pretendientes de las chicas, pero en general me ha gustado mucho.
La
recomiendo sin dudar.
Marian
Rivas