Se trata de la segunda parte La villa de las telas y continúa la trama donde se quedó su
predecesora, con la I Guerra Mundial como telón de fondo. Así, vemos como se
enfrentan a la nueva situación la familia Melzer capitaneados por Marie, ya
casada con Paul, que no está dispuesta a dejarse avasallar por los problemas y
se esforzará por salir adelante. En esta tarea chocará de lleno con su suegro en
su afán por adaptar la fábrica de paños a los nuevos tiempos y sus necesidades,
algo que él no comprende.
La historia tiene una cuidada ambientación que
detalla con precisión cómo era la vida en una ciudad europea durante la primera
gran guerra, enfrentando a los personajes a situaciones que nunca antes habrían
soñado vivir. Hay una clara evolución en estos, sobre todo de Elisabeth, que ha
pasado de caerme mal en la anterior novela, a gustarme su aplomo y arrojo en
esta.
La trama se centra fundamentalmente en la vida en
la villa, reparando poco en algunos personajes de peso cuando acuden a la
contienda y libran su propia batalla personal además de la bélica. He echado de
menos, y creo que el hilo conductor de la novela lo pedía, que nos hablara de
ellos como ha hecho con otros que no tenían tanta importancia, pero de los que
sí nos ha detallado sus avatares en la convulsa Europa de la época.
Otra cosa que no me ha gustado es que hay ciertas
idas y venidas de personajes, o algún que otro acontecimiento de interés, que
apenas se explica con más de una o dos líneas y eso le quita la verosimilitud
al desarrollo. También la sinopsis hace que te hagas una idea de lo que te vas
a encontrar y no es hasta bien entrada en la historia, unas trescientas páginas
aproximadamente, que sucede lo que en ella se relata y creo que eso confunde un
poco al lector.
Con todo, me ha gustado bastante, aunque no me ha
encantado y estoy decidida a leer su tercera parte.
Recientemente me he enterado que va a haber una
cuarta parte, cosa que veo del todo innecesaria, pues me parece ya estirar
demasiado la trama.
Marian Rivas