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Portada del libro. |
Se han escrito ríos de tinta a lo
largo de la historia sobre una de las figuras más controvertidas de la
Revolución Francesa: la soberana María Antonieta. Sus excesos y extravagancias
en forma de joyas, pasteles y diversión, eran objeto de rechazo y burla en
pasquines que llenaban las calles de París. Odiada por su pueblo y envidiada
por la corte, no cabe duda del papel destacado de esta reina de la que se sigue
hablando siglos después. Por ello no era de extrañar que el joven artista
gráfico Benjamín Lacombe, compatriota de Su
Majestad, haya querido rendirle homenaje a una de las reinas más
controvertidas de Francia con esta preciosa obra ilustrada.
Algunos se preguntarán
qué puede aportar la obra de esta mujer que no se haya escrito ya en las
innumerables biografías sobre ella. La respuesta es mucho. Lo original de
Lacombe está en el enfoque que le ha dado a su «Maria Antonieta» a través de
las maravillosas ilustraciones fruto de la pluma de este artista que recrea a
la perfección con cierta ironía los elementos que marcaron el carácter y la
vida de esta mujer. Lo novedoso del caso es que es la propia reina la que usa
su voz para contar sus vivencias desde que se trasladó a Versalles y se
convirtiese en reina de Francia, y lo hace a través de su diario íntimo en el
que plasma la esencia de una joven a la que le arrebataron todos los vestigios
de su vida anterior y la convirtieron en un pájaro atrapado en una jaula de oro.
A través de sus palabras desnuda su alma mostrándose vulnerable, caprichosa,
fuerte, valiente, etc.
Utilizando un lenguaje sencillo somos
espectadores de los acontecimientos más relevantes de su vida en la corte: los
años de sequía sexual con el Delfín
de Francia Luis XVI y su controvertida pasión con el atractivo Axel de Fressen,
al que entregó algo más que su corazón y que fue el único que se jugó la vida
por intentar salvarla.
Una de las figuras más relevantes de
la historia y que ejerció una importante influencia en la reina, fue sin duda
la Emperatriz María Teresa de Austria, madre de esta y persona a la que María
Antonieta se pasó la vida intentando agradar, aparece en las cartas manuscritas
que se enviaron desde que la soberana se marchase a Francia y será la persona a
la que se pasó la vida intentando agradar y que apenas lo consiguió.
Nunca perdió su elegancia, ni su
porte, tal y como demostró ante su pueblo cuando este se acercó a Versalles con
gritos y proclamas contra la familia real, ella, en un gesto sin precedentes,
se inclinó ante su pueblo reconociendo su error con una reverencia en la que
pedía una clemencia que nunca llegó.
Es una obra fresca, original y breve
que se lee con rapidez y que resulta muy recomendable.
Marian Rivas
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