PALMERAS EN LA NIEVE
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Cartel de la película |
El día de Navidad fue la fecha
elegida para el estreno de la esperada película Palmeras en la Nieve, adaptación de la exitosa novela del mismo
nombre creada por la autora Luz Gabás.
No quedaba un asiento libre en la
abarrotada sala de cine a la que asistí, para disfrutar de la proyección dicho
film. Conforme avanzaba el metraje veía una preciosa historia protagonizada por
dos hermanos españoles, Killian (Mario Casas) y Jacobo (Alain Hernández) los
cuales deciden cambiar radicalmente de vida, emprendiendo la marcha hacia la
antigua colonia española de Ginea. A su llegada trabajarán como tantos otros en
el cultivo del cacao en la plantación de Fernando Poo, donde comprobarán como muchos
compatriotas habían conseguido hacer fortuna a costa de los sufridos nativos,
que aguantaban estoicamente los abusos de poder que caigan sobre ellos a la
mínima de cambio.
Así, asistimos al nacimiento del amor
entre Basilia (Berta Vázquez) y Killian, dos personas que se encuentran sin
esperarlo y se enamoran sin remedio, aun perteneciendo a dos culturas y dos
mundos antagónicos.
La película tiene dos lecturas bien
distintas teniendo en cuenta si se ha leído el libro previamente, (como era mi
caso) o no; en el primer caso asistimos a ciertos acontecimientos que se han
modificado para aumentar el dramatismo y que han supuesto un cambio de ciento
ochenta grados en el carácter de uno de los personajes principales, volviéndolo
totalmente repulsivo y protagonista de una de las escenas más desagradables e
innecesarias del film, que ni siquiera aparece en la novela.
Entiendo que adaptar un libro de
éxito como este es muy complicado y que su extensión hace, que para crear una
película de guion ágil que cuente con un argumento que atrape, hay que hacer
variaciones, pero no me ha gustado encontrarme un argumento tan diferente en
según qué partes de la obra.
Si por el contrario no hubiese contado con
dicha información, habría disfrutado de una película preciosa, con una historia
bien secundada con por sus actores; Berta Vázquez esta maravillosa, a Mario
Casas, un actor que no me agrada demasiado, he de reconocerle su esfuerzo y
tesón dando vida a un personaje entrañable y justo, con el que empatizas desde
el principio, a diferencia de lo que trasmiten otros muy cercanos a él. También
quiero resaltar a personajes secundarios como Emilio Gutierrez Caba en su papel
de Antón, (padre de Jacobo y Kilian) o Adriana Ugarte hija del segundo
magistralmente interpretado por el actor que le da vida. Todos ellos soportan
el peso de un largo metraje a la altura de una superproducción de Hollywood, y que,
arropados por una preciosa fotografía, gracias a los inigualables paisajes
canarios, hacen que esta película se quede guardada en la retina del espectador.
Marian Rivas
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