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Portada del libro |
Esta es la segunda historia que leo de
Fernando G. Mancha, un autor que me cautivó con su novela El viejo cocinero o Cécile y las estrellas. Como no podía ser de
otra manera, no me ha defraudado.
Aún demasiado corto para mi gusto, pues por
su extensión lo considero un relato largo más que una novela, se trata de una
narración en la que merece la pena adentrarse, pues nos vamos a encontrar con
sentimientos y realidad en estado puro.
Si hay algo que destaca en la pluma de este
autor, es su exquisitez a la hora de contar situaciones un tanto trágicas pero
reales, a las que nos podemos enfrentar cualquiera de nosotros en un momento de
nuestras vidas.
Así en esta obra nos topamos con una abuelo
y su nieto, gente corriente, normal, que se levanta cada mañana con sueños y
esperanzas y que de pronto, los años dejan de dar tregua para enfrentarlos con
una cruel, pero frecuente enfermedad como es el alzhéimer. Una patología que
acaba con la memoria de quienes la padecen y llena de tristeza y amargura a
quienes les rodean.
Sin embargo en esta aventura entre el
abuelo y el nieto, se rezuma cariño y amor, y es precisamente el amor el que
les hace sobrellevar la situación, hace que el abuelo en sus momentos lúcidos
quiera buscar ayuda, hace que el nieto, que ve como su antecesor vuelve a la niñez,
sea capaz de calmarle y proporcionarle un momento feliz con un arco iris.
No quiero contar más para no desvelar, pero
invito a todos a leer esta preciosa historia muy bien narrada, cargada de
humanidad que provoca sonrisas y lágrimas a partes iguales.
¡Nos leemos!
Marian Rivas
Muchísimas gracias, Marian. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarA ti por escribir así. Un abrazo.
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